Curso de Ciencia Espiritual 3

Clase # 48: Encarnación, desencarnación y Cerebro

Toda célula viva tiene vida espiritual, es decir, posee una partícula espiritual dirigente encarnada en su núcleo celular. Esta partícula espiritual dirigente dota de inteligencia a la célula a través de su propia fracción de inteligencia, ayudándola a sobrevivir y perpetuar sus genes.

Hay que recordar que la vida material está gobernada por las necesidades de las partículas espirituales encarnadas en sus genes y que éstas sólo buscan perpetuarse y dominar. Las partículas espirituales dirigentes de genes son las verdaderas dominadoras y dueñas de la vida material, dominándolo todo.  Desde la vida microscópica hasta el hombre los genes controlan todo a través de las órdenes instintivas pre-programadas que han desarrollado a lo largo de miles de millones de años de competir por el control de vida material.

 

Si  la célula muere entonces la partícula espiritual encarnada en el núcleo desencarna lo que implica que la célula como unidad estructural deja de tener vida espiritual. Es exactamente lo mismo que ocurre cuando una persona muere y al morir su cerebro el espíritu unido a él desencarna. Esto nos lleva a preguntarnos ¿Qué significa morir? ¿Cómo exactamente sucede el fenómeno de la muerte o desencarnación en un humano? ¿En un animal o en una célula?

 

Clínicamente hablando, una persona muere cuando muere su cerebro, es decir cuando el cerebro deja de funcionar. Y el cerebro deja de funcionar básicamente por la imposibilidad que tienen sus células de recibir el oxigeno y los nutrientes necesarios para sus funciones. En otras palabras, el cerebro muere cuando mueren sus células. Y cuando mueren las células del cerbero también desencarnan las partículas espirituales encarnadas en ellas, las cuales formaban la mente asociada a ese cerebro.

La mente para la ciencia espiritual es un órgano espiritual que media la comunicación entre el espíritu y el cerebro. La mente traduce en señales físicas las decisiones inteligentes del espíritu, al tiempo que recibe las señales recogidas del cuerpo y enviadas al cerebro para ser traducidas en el lenguaje propio del espíritu.

 

La mente envuelve y controla al espíritu para que éste fácilmente sirva a los propósitos de los genes, o más específicamente, a las partículas espirituales dirigentes encarnadas en los genes. Durante la encarnación la mente establece los lazos fluídicos que retienen al espíritu y lo unen al cerebro. Por eso, si se mueren las células del cerebro, también desencarnan las partículas espirituales de la mente, liberando al espíritu de su control y unión a la materia.

De aquí se desprende que lo que pase con el cerebro afecta a la mente, y lo que pase con la mente afecta la encarnación del espíritu. Y siendo así las cosas, entonces ¿Para qué sirve el resto del cuerpo?

 

He aquí lo interesante, el cuerpo es una maquina compleja cuyo centro de control se localiza en el cerebro, su órgano de mayor complejidad, A través del cerebro se manifiesta la conciencia e inteligencia que lo guía, que no es otra que la conciencia e inteligencia del espíritu encarnado.

 

El cerebro es el centro de encarnación del espíritu. Así que todas las funciones realizadas por los demás órganos del cuerpo están encaminadas a mantener vivo el cerebro. Todos los órganos del cuerpo tienen por función principal mantener vivo el cerebro cuyas partículas espirituales de célula constituyen la mente  que encarna y controla al espíritu.

 

Cualquier órgano del cuerpo puede ser reemplazado y muchas partes del cuerpo pueden ser amputadas sin que se afecte en nada la identidad del ser consciente que anima al cuerpo, excepto el cerebro, como efectivamente se puede verificar en cualquier hospital.

 

El cerebro es pues el punto de unión del espíritu; es el ancla a la cual está unida el alma y por lo tanto el estado de encarnación del espíritu depende exclusivamente de la vida del cerebro. Si por alguna razón el cerebro se ve severamente afectado, en la misma forma se verá severamente afectada la capacidad del espíritu para manifestarse físicamente.

 

Si el daño cerebral sobrepasa un cierto umbral llamado umbral de desencarnación, entonces se produce la desencarnación del espíritu que entonces abandona en forma definitiva el cuerpo. Todo lo que queda atrás es un cuerpo vacio de conciencia que puede mantenerse artificialmente vivo, pero sin posibilidades de recuperar la conciencia que ya partió.

 

Es decir que no es necesaria la muerte completa del cerebro para que se produzca la desencarnación pero si existe una especie de umbral de desencarnación, una Masa Celular Critica de células del cerebro que deben estar vivas para mantener al espíritu encarnado. Si la cantidad de células vivas del cerebro es menor a esta masa celular crítica, entonces el cerbero ya no puede mantener encarnado al espíritu y lo libera. Imagine el lector este fenómeno como un globo del cual cuelga una canasta atada por múltiples cuerdas. Podemos romper algunas de esas cuerdas y aun mantener el globo atado a la canasta, pero si cortamos suficientes cuerdas sobrepasaremos el umbral y la canasta ya no será capaz de mantener el globo atado que con su fuerza de ascenso romperá las pocas cuerdas pendientes para liberarse.

Submit a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.