Curso de Ciencia Espiritual 3

Clase # 47: La Encarnación Como Fenómeno General

El ser humano no es el único ser dotado de un alma o espíritu. Si bien es la única especie conocida en la cual encarna un espíritu completo o Espíritu Unidad, todos los otros animales también poseen un elemento espiritual dirigente encarnado, como los simios, anfibios, peces, etc.

 

El elemento espiritual dirigente que anima a organismos diferentes al humano no es un espíritu completo sino una partícula espiritual dirigente.

La partícula espiritual -se explicó en clases anteriores- es el resultado del fraccionamiento de los espíritus que en estado de desarmonía confrontaban a otros espíritus con la intención de imponerse y dominar. Eso hizo que los espíritus involucrados literalmente se partieran en pedazos o fracciones llamadas Partículas Espirituales.

Puesto que una partícula espiritual es una fracción de un espíritu unidad, entonces también posee una fracción de conciencia de ser y existir, además de una fracción de inteligencia. Siempre nos hemos preguntado por qué los animales, aunque están vivos no parecen tener una conciencia plena de ser y existir como los humanos, pues bien, la explicación a ello radica en esta particularidad de ser dirigidos espiritualmente por una partícula espiritual y no por una unidad espiritual.

 

Por el principio de existencia infinita el espíritu fragmentado no deja de existir al experimentar este fraccionamiento, sino que continúa existiendo en cada una de sus partículas espirituales, cada una de las cuales conserva una fracción proporcional a su tamaño de los atributos originales del espíritu: Amor, Inteligencia y Libertad así como un nivel proporcional de conciencia.

 

Puesto que esto es de cabal importancia para entender el fenómeno de la encarnación de acuerdo al modelo elaborado por La Teoría Espiritual, vamos a repetirlo de nuevo: EL ESTADO DE CONCIENCIA DE SER Y EXISTIR DE TODO ELEMENTO ESPIRITUAL ENCARNADO O NO, PROVIENE DE LA INTERACCIÓN DE LOS ATRIBUTOS DEL ESPÍRITU: AMOR, INTELIGENCIA Y LIBERTAD.

 

Al fraccionarse el espíritu también se fracciona su estado de conciencia y las partículas espirituales originadas solo conservan una parte proporcional de este. En otras palabras, las partículas espirituales son solo parcialmente consientes de ser y existir dependiendo de su tamaño. Entre más pequeñas menos conciencia tienen de su estado y entre más grandes más conciencia poseen y expresan.

 

Es interesante notar que, en términos evolutivos, entre más complejo es un organismo más grande es la partícula espiritual encarnada que lo anima. Esa partícula espiritual por ser más grande y cercana a la unidad posee mayor proporción de atributos y por ende mayor nivel de conciencia e inteligencia. Esta es la razón por la cual un perro parece más consciente de si mismo que un gato y un chimpancé más que un perro. Esta es la razón también por la cual los prehomínidos fueron mostrando cada vez más y más características humanas a medida que sus cerebros crecían acercándose en tamaño del humano moderno.

 

Cuando las partículas espirituales encarnan como el alma de animales, plantas o células, etc., solo pueden manifestar el grado de conciencia e inteligencia asociada a su tamaño, pero jamás un grado completo como si sucede en los humanos.

 

La expresión de los atributos y el estado de consciencia en los elementos espirituales, no solo depende de la proporción de los atributos que poseen (en relación a su tamaño), sino que también depende de su estado de armonía. Es claro que entre mas desarmónico es un elemento espiritual mas disociados se encuentran sus atributos, es decir, se expresan con menos “eficiencia”. Por consiguiente, entre mas desarmónico es un elemento espiritual (unidad o partícula espiritual), menos inteligentes es, y en general menos proclives a expresar los valores asociados a los tres atributos constitutivos.

 

Lo opuesto también es cierto, entre más armónico es un elemento espiritual (sea espíritu o partícula espiritual) más eficientemente se integran y expresan su  atributos, mostrando mayor inteligencia y mayores valores asociados a los atributos espirituales.

 

Esta es la razón por la cual vemos seres humanos tan distintos unos de otros en la expresión de sus valores y virtudes. Aunque todos los seres humanos están animados espiritualmente por espíritus completos, unos pueden ser espíritus más armónicos mostrándose más nobles y proclives al bien y la ayuda a los demás. Mientras que espíritus menos armónicos se muestran más como seres egoístas proclives a la mentira, el engaño, y en general capaces de cometer actos de gran bajeza.

 

Esta relación entre tamaño del elemento espiritual que encarna y la complejidad de la estructura física en que lo hace esta descrita por el principio espiritual de correspondencia material que indica que dependiendo de la complejidad de una estructura material será la “complejidad del elemento espiritual” que encarna en ella. Sin embargo, en un organismo formado por estructuras de distintos grados de complejidad (moléculas, células y órganos por ejemplo) el control de la estructura física o el cuerpo lo asume el elemento espiritual encarnado más complejo.

 

Así por ejemplo, en los seres humanos si bien en cada uno de sus órganos encarna un elemento espiritual dirigente, es el elemento espiritual que encarna en el cerebro el que controla todo el organismo. La complejidad del cerebro atrae y encarna al elemento espiritual más complejo del cuerpo que en los humano corresponde al espíritu unidad.

 

En forma sencilla de entender podríamos decir que entre más grande el cerebro más grande el elemento espiritual que lo anima siendo el límite máximo el tamaño del cerebro humano. Y lo opuesto también es cierto, entre más pequeño el cerebro más pequeño es el Elemento Espiritual que lo anima. Así en el hombre encarna un espíritu completo, mientras en el chimpancé o el mono Rhesus encarnan elementos espirituales de tamaño mediano y pequeño respectivamente. (Nota: la relación es mas con el cociente de encefalización pero es un concepto demasiado complejo para este curso, así que por ahora lo dejamos como tamaño del cerebro).

En esta misma línea un anfibio como la rana encarnaría una partícula espiritual pequeña pero más grande que la de un pez y la del pez más grande que la de una bacteria, etc. Obviamente una bacteria no tiene cerebro y en ellas, como en todos los organismos unicelulares, lo que aplica es la complejidad de su estructura genética nuclear. Sin embargo, es obvio que una bacteria o incluso un virus son menos complejos que cualquier órgano multicelular y por consiguiente en ese tipo de organismos veremos encarnadas partículas espirituales muy pequeñas.

 

Todas las partículas espirituales encarnadas en organismos inferiores así como el espíritu encarnado en humanos, aunque estén estrechamente unidos al cuerpo físico por el fenómeno de la encarnación, siguen existiendo en la dimensión espiritual y no en la dimensión material. Sólo la materia existe en la dimensión material.

 

Si un espíritu estuviera “físicamente” presente en la dimensión material entonces ya no sería espíritu sino que sería materia. Por lo tanto tendría peso, masa, volumen, etc. y  además podría ser detectado con aparatos físicos y hasta atrapado en estructuras hechas de materia o campos de energía física. Pero no es así, los elementos espirituales encarnados están en la dimensión espiritual y esa es la principal razón por la cual no pueden ser captados por los sentidos físicos o aparatos de detección física complejos.

Los elementos espirituales dirigentes encarnados se unen al cerebro o al núcleo celular a través de estructuras similares a la mente ya descrita que, como ya se explico en clases anteriores, está hecha por la integración funcional de las partículas espirituales encarnadas en las estructuras de complejidad del nivel anterior.

 

Es importante que al estudiante le quede claro que el puente que comunica materia y espíritu no solo existe en los humanos sino también en todos los organismos vivos, incluso los más sencillos, y aun en las estructuras de la llamada materia inerte como moléculas, átomos, etc.

 

Así podemos concluir que el puente de comunicación interdimensional es una estructura común a la encarnación.

El movimiento de información de materia a espíritu y de espíritu a materia ocurre en la estructura material donde se da el primer contacto, es decir, a nivel de las Partículas Materiales Fundamentales como quarks, electrones etc. Entonces, para encontrar el puente de comunicación interdimensional necesariamente deberemos remontarnos a las estructuras más básicas de materia que existen donde habrían ocurrido la primeras formas de encarnación.

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