Curso de Ciencia Espiritual 3

Clase # 58: Nivel de Complejidad Atómica y Encarnación de la partícula espiritual de átomo

Continuando con el modelo del Big Bang y los cambios espirituales sucedidos durante esta etapa, luego de cerca de 300.000 años después de formado el universo se dieron las condiciones adecuadas para que se formaran los primeros átomos. Un átomo es el resultado de la integración funcional de protones, neutrones y electrones. Integración funcional significa que se dan las condiciones para que los vórtices de suma de los protones y neutrones que conforman el átomo, se integren de nuevo para crear un nuevo vórtice de suma mayor, el vórtice del nivel atómico. Este es un vórtice que a su vez contiene los vórtices de protones y neutrones con su partícula espiritual todavía encarnada.

 

Como sucedió con el nivel anterior, los vórtices de suma de protones y neutrones ahora se unen entre sí para crear un vórtice de suma aun mayor llamado el vórtice de suma atómico. El vórtice atómico a su vez emite hacia la dimensión espiritual una vibración que es el resultado de la suma de las vibraciones de los vórtices de protones y neutrones que lo componen. Esa vibración llamada vibración de suma atómica es el resultado de la vibración de las partículas materiales fundamentales que forman los protones y neutrones más la vibración de las partículas espirituales encarnadas en ellos.

 

Recuerde el estudiante que la formación del átomo no implica la pérdida de las partículas espirituales ya encarnadas en protones y neutrones.

 

La vibración de suma atómica ejerce entonces atracción sobre las partículas espirituales cuyo tamaño y estado vibracional o afinidad son proporcionales a la suma de su vibración de suma. Las partículas espirituales atraídas comienzan entonces a gravitar en torno al vórtice de suma atómico hasta que una de ellas, la más afín al vórtice atómico penetra en él para quedar encarnada. Esta será la partícula espiritual de átomo.

Al igual que se describió en la encarnación de protones y neutrones, la partícula espiritual de átomo penetra en el vórtice con la intención de atravesarlo y reunirse con las partículas espirituales ya encarnadas. La partícula espiritual de átomo queda retenida en el vórtice produciéndose así el fenómeno de la encarnación en átomo, un nuevo nivel de complejidad.

 

La partícula espiritual de átomo establece entonces una comunicación permanente con las partículas espirituales ya encarnadas en protones y neutrones a través de un intercambio constante de sus vibraciones permanentes las cuales se desplazan a través del fluido espiritual que llena el vórtice. Este flujo de vibraciones permanentes modifica también el fluido espiritual que las separa, dando la impresión de formar un cordón que une a la partícula espiritual de átomo con las partículas espirituales de protones y neutrones y a estas con las partículas materiales fundamentales.

 

Se establece así una comunicación permanente entre la partícula espiritual de átomo que acaba de encarnar y las partículas materiales fundamentales a través de las partículas espirituales ya encarnadas en protones y neutrones. Es decir, y esto es muy importante entenderlo, la comunicación entre la partícula espiritual de átomo y la materia ya no es directa sino que sucede con la mediación de las partículas espirituales de protones y neutrones encarnadas. Recuerde el lector que habíamos dicho que la estructura de encarnación en protones y neutrones era la estructura básica de encarnación.

Siendo la PE de átomo una PE más grande que las otras ya encarnadas y por tanto dotada de una fracción mayor de atributos como la inteligencia, entonces esta asume automáticamente el control dirigente total de la estructura atómica. Este, sin embargo, es todavía un nivel de complejidad muy básico y las PEs encarnadas aun son PEs muy pequeñas y atrasadas como para notarse un efecto importante de esa mayor fracción de inteligencia sobre la evolución de la materia.

 

Si por alguna razón se rompe el átomo liberando sus componentes entonces se destruye también el vórtice de suma y con ello se libera la partícula espiritual encarnada en el átomo. Sin embargo, como protones y neutrones aun conservan su integridad, entonces estos retienen sus propias partículas espirituales.

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