¿Cómo se entiende y explica desde la Ciencia Espiritual la gran diferencia en las condiciones de vida con que los seres humanos y los animales que vienen al mundo?

Pregunta enviada a Ciencia Espiritual:

¿Cómo se entiende y explica desde la Ciencia Espiritual la gran diferencia en las condiciones de vida con que los seres humanos y los animales que vienen al mundo? Muchos hombres y mujeres nacen en condiciones de miseria extremas, mientras que otros nacen en la opulencia. Muchos animales son sacrificados para servir de alimento mientras que otros viven completamente felices y cuidados. ¿Es que la entidad espiritual de un león que siempre ha vivido sin problemas es distinta a la entidad espiritual encarnada en otro león que es cazado y muerto? ¿Me puedes explicar un poco esto? Tiendo a pensar que las entidades espirituales que encarnan en los leones son todas iguales porque todos los leones son leones y no otra cosa. Pero debo de estar equivocado o hay algo que se me escapa.

Respuesta:

Es una pregunta interesante que necesita de expandirnos un poco dentro de los detalles de La Teoría Espiritual.

El tema que planteas constituye uno de los puntos de más confusión para quienes creen que el mundo fue creado por Dios y lo que en él pasa es porque así lo determinó éste. No es así. 

Dios no improvisa, después de todo es la Inteligencia Infinita y no estaría en consonancia con tal inteligencia un Dios que va haciendo leyes y ajustando cosas a medida que surgen nuevas situaciones. Una inteligencia infinita tiene la capacidad de anticiparse a todos los posibles escenarios y en su sabiduría es capaz de llegar al establecimiento de muy pocas leyes necesarias para el balance de todo lo que existe sin demeritar las cualidades de todo lo creado.

En otras palabras, entre más inteligente la fuente, menos leyes son necesarias para el perfecto funcionamiento de su obra. La obra de Dios son los espíritus y sus leyes, una sola, la ley de la evolución universal que básicamente promueve todo lo que existe hacia estados de mayor armonía individual y colectiva.

Sabemos, como decía Kardec- que los espíritus fueron creados sencillos e ignorantes, es decir, despertaron a la conciencia sin saber nada de todo pero con la capacidad para aprender y comprender mejor todo. Pero con espíritus dotados de libertad el proceso no estuvo exento de tropiezos y eso dio origen a un desbalance armónico que arrastro una masa de espíritus a un estado de menor armonía, que eventualmente llevo a la rivalidad y finalmente al fraccionamiento temporal de muchos de ellos.

¿Intervino Dios en esto? No, eso violaría la libertad dada a los espíritus.

¿Los abandonó y los dejó solos? No, porque anticipadamente ya existía la ley de la evolución universal que le pondría dirección al progreso espiritual en función de retornar a su estado de perfecta armonía y mas allá. Pero eso no ocurre automáticamente pues no existe un “perdón y borrón automático de los pecados” porque todo debe ajustarse, y los seres no progresan por decreto sino por convicción, por educación, por entendimiento y aceptación de los principios que nos llevan al progreso armónico y por corrección del daño causado.

Por eso el debacle no se detuvo en el fraccionamiento, también hubo múltiples re-fraccionamiento de esas mismas partículas espirituales absorbidas por formas erradas de manifestar su desarmonía, de las cuales la más antigua y notoria de estas fue el egoísmo.

Egoístas, muy desarmonizadas y además reducidas a un tamaño apenas si comparado con el tamaño de las partículas fundamentales de la materia, esas mismas partículas terminaron por abandonar la dimensión espiritual como resultado natural de su estado, para caer a la dimensión material donde constituyeron la base de la materia del universo. Su forma variada de vibrar fruto de sus estados de desarmonía dio nacimiento a las leyes de la materia que no son más que la expresión física de su propio estado. El universo es un reflejo de sus componentes básicos.

Esa materia, atrasada y egoísta siguió – como todo lo que existe- bajo la influencia de la ley de la evolución que poco a poco fue dándole forma al universo conocido, y en ese proceso imprimió en todos sus componentes su propia condición. Podríamos decir que al igual que las partículas espirituales que cayeron a la dimensión material, la materia en sí misma es egoísta y atrasada armónicamente.

Es decir, que Dios no creó el universo, el universo es el resultado de las acciones libres de los espíritus. Y tampoco Dios ha intervenido directamente para su progreso, pues ya había establecido una única ley que lo hace, porque Dios no improvisa.

La evolución llevó a la materia a organizarse en estructuras de complejidad, primero protones y neutrones, luego átomos, moléculas, macromoléculas, células etc. Y en cada una de esas estructuras se reflejó la inevitable necesidad de sus componentes materiales de reunirse con sus pares materiales y también con aquellas otras partículas espirituales que permanecieron en la dimensión espiritual.

Esto dio origen a la encarnación. La encarnación es básicamente la unión temporal de un elemento espiritual con una estructura material como resultado de la atracción que la materia (las partículas espirituales que forman la materia) ejerce sobre ellas. Esta relación espíritu-materia no tuvo mayores efectos mientras las estructuras físicas fueron muy básicas (protones, átomos, moléculas), pero cuando la materia alcanzó el nivel de complejidad de la vida biológica, hubo un gran cambio; formas complejas de macromoléculas –llamadas genes- adquirieron un enorme poder y control sobre la materia viva y cada estructura biológica se convirtió en una especie de pertenencia de sus componentes espirituales que manifestaban a través de ella su propio atraso.

Tal vez has escuchado de El Gen egoísta, pues bien, Richard Dawkins tenía razón porque si existe un gen egoísta, aunque de hecho lo son todos. Todos los genes son egoístas porque son el reflejo del estado espiritual de sus componentes espirituales. Dios no hizo los genes ni los hizo egoístas, los genes son egoístas porque reflejan esa desviación tan primigenia y primaria que surgió en los elementos espirituales como resultado de su desarmonía. Pero la ley de la evolución universal de Dios sigue promoviendo el progreso llevando a la creación de formas más complejas, organismos unicelulares de todo tipo, colonias, peces, anfibios, reptiles, aves, mamíferos, en todos quedo impresa la naturaleza de los elementos espirituales que las componen, todos son egoistas.

La diversidad de la vida trajo la necesidad de adaptarse a nuevos ambientes y con ello a la separación de los organismos hasta el punto de que su diversidad los hizo diferentes. Siendo cada organismo un pool de genes distintos, cada pool, en su egoísmo, quería ser el que domina y se perpetúa. Así, las diferencias egoístas que un día los separo y confronto espiritualmente ahora los separaban y confrontaba materialmente. El mundo material se torno un pálido reflejo del mundo espiritual.

Las formas de vida se hicieron más complejas y con ello aumentó la cantidad de organismos que rivalizaban, el mundo se llenó de vida que en la oscuridad de sus sombras se debatían a muerte por el mismo propósito egoísta, dominar y perpetuarse. Lo interesantes es que aquellos organismos que como resultado de sus experiencias mejoraban ligeramente su condición espiritual empezaron a ser menos egoístas y al serlo aprendieron a cooperar un poco más. La cooperación los hizo más efectivos en la lucha por la supervivencia y poco a poco el egoísmo raso y absoluto ha ido cediendo poco a poco por un altruismo que se incrementa con el éxito que genera.

¿Instituyó Dios el altruismo? No, Dios no improvisa. El altruismo nació del progreso libre y voluntario de los elementos espirituales.

Menos egoísmo y más altruismo llevan a un aumento de la armonía y con ella a una expresión más clara de la inteligencia; una inteligencia ligeramente mayor significa mayor capacidad de tomar mejores decisiones en ese juego de ajedrez de la vida y así la evolución adquiere una dirección única, hacia un aumento constante de armonía.

Ese progreso lento, pero seguro llevo a la aparición de una criatura tan compleja como el ser humano y con ella a la encarnación ya no de una partícula espiritual sino de una espíritu unidad. Al comienzo fueron seres muy atrasados armónicamente, pero con la evolución fue transformándose en seres menos atrasados, menos egoístas y mas altruistas. En ese camino estamos y esa es la tendencia.

¿Significa que hemos alcanzado el punto mayor de evolución? No. Apenas si estamos despertando de ese letargo del atraso, de ese sopor indescriptible de la desarmonía espiritual. Formamos sociedades organizadas con leyes que nos protegen a todos, pero eso no implica que todos los seres son armónicamente iguales. Los hay más elevados que nos dejan un legado de humanidad, de amor al prójimo, de respeto por la libertad, como también los hay que solo por la fuerza de la sanción social se reprimen de su animal instinto actuando con respeto. Claro, eventualmente aprenden y ahí es donde nace el verdadero progreso. Pero cuando se destruye el tejido social y se pierde la sanción social como medio persuasivo (como sucede en época de guerra, anarquía etc.), esos seres más atrasados dejan salir su verdadero estado y se convierten en los carniceros de las guerras y las dictaduras.

Pero los que hoy usan hasta el abuso, los que se aprovechan de su condición para dominar, humillar, someter, asesinar, etc., un día desencarnaran y nada les garantiza que a su regreso no terminarán ocupando el puesto de su víctima. Es así como el racista puede nacer negro, el machista mujer, el xenófobo regresa como  extranjero de su antiguo país, el rico pobre y el sano y fuerte, débil y enfermo. ¿Venganza del universo? No. ¿Obligado a vivir así por Dios o alguna especie de tribunal de justicia espiritual? No. Simplemente una cuestión de balance natural y azar. Si creas millones de pobres con tu ambición ciega habrán mas familias pobres que ricas teniendo hijos y más probable que ahí llegues a encarnar.

Algunos al morir y luego de recuperar hasta el último detalle de su memoria y enfrentarse a la agonía de los recuerdos más atroces de su pasaje terrenal, sentirán pena y vergüenza de sí mismos, reconocerán su craso error y buscarán encarnar en una condición que les deje una enseñanza, porque para el espíritu unidad también existe la opción de encarnación voluntaria. Con todo y su dolor, estos sufrientes espíritus tendrán suerte de reconocer su error y cambiar, porque otros enceguecidos por el orgullo, la prepotencia, la vanidad o el simple miedo de aceptar su equivocación se cerraran mentalmente quedando atrapados en la realidad física a la que ya no pertenecen. Espíritus errantes los llamo Kardec, seres pusilánimes que se niegan a aceptar que el cuerpo los dejó, que siguen cuidando sus fortunas o sus bastiones ideológicos equivocados.

Esta es la población invisible que llena iglesias, palacios, cuevas, casas comunes y corrientes que encierran los oscuros secretos de su pasado. Pobres espíritus incapaces de elevarse a las alturas porque  no creen ser capaces de hacer lo que el cuerpo no hacía y aun así, deben conformarse con ver y escuchar a los que siguen sus pasos, o a aquellos con los que se empecinan en convertir a sus ideas para no sentirse tan miserablemente solos.

¿Y los animales? Todo está conectado. Antes del despertar consciente del espíritu humano, todos vivíamos en un cruel y egoísta pero equilibrado mundo. Unos morían para que otros vivieran, pero hasta ese egoísmo natural tenía sus límites y había para todos. Pero cuando el hombre despertó un poco más, su ambición sin medida, su egoísmo rampante arraso con casi todo. Ese espíritu atrasado y egoísta decidió que valía y que no servía a su orgullo. Pero todo está conectado, si cortas un árbol tienes leña, pero pierdes sombra. Puedes reemplazarla con una sombrilla, pero entonces pierdes oxigeno. Todo está conectado. El mal que hacemos crea una cadena de sucesos que finalmente nos alcanza…no por castigo de Dios, sino como consecuencia natural de una pésima decisión. Siembra viento y recogerás tempestades, cría cuervos y te sacaran los ojos. Siembra amor y tu inteligencia despertara dejándote ver un mundo espiritual al cual algún llegarás.     

En el reino animal también hay egoísmo, el egoísmo de los elementos espirituales que los componen. Por eso cuando el rey león es depuesto el ganador procede a asesinar inmediatamente a todos los cachorros del vencido para que las hembras entren de nuevo en celo y así poder engendrar criaturas que lleven su propio pool de genes; es el egoísmo en su expresión natural. La lucha por la supervivencia no es más que una lucha de quienes necesitan recursos para vivir y los quieren tomar de otros a la fuerza vs los que los tienen y no desean que se los quiten.

La flor que produce miel no lo hace por amor a la abeja, lo hace para atraer a la abeja y así utilizarla para su propio beneficio a través de impregnarla con su polen y hacerlo llegar a otra planta de su especie. Es su manera de perpetuar sus pool de genes. Como la planta carnívora que emite secreciones que atraen insectos, pero cuando estos se acercan resbalan en sus jugos que los mata y disuelve para robarles sus recursos, sus proteínas, sus moléculas.

Todo en la naturaleza es una lucha, hasta los seres más nobles en apariencia están bajo el control del principio egoísta que llevan profundamente impresos sus elementos espirituales, pero el progreso sigue su marcha, la evolución es imparable y sin violar la libertad de los espíritus encarnados o no, poco a poco nos lleva a todos hacia el estado de armonía que nos devolverá al estado original.

Todavía hay un largo trayecto por recorrer en este universo, pero algún día ese progreso espiritual lento pero firma de las partículas materiales fundamentales de la materia las llevara a un estado de armonía que ya no será compatible con la dimensión material y toda la materia regresara a la dimensión espiritual. El universo no existirá mas y la dimensión material quedara vacía de toda existencia convirtiéndose en una dimensión virtual, probable de existir pero inexistente.

De regreso a la dimensión espiritual todos esos elementos espirituales que formaron un día la materia continuarán su progreso hasta que todas las partículas espirituales de un mismo espíritu se reintegren y la pesadilla de la desarmonía y el fraccionamiento espiritual terminará. Lo que nos espere de ahí en adelante es inimaginable desde este estado, pero seguramente será asombroso y fascinante, ya lo veremos con la percepción infinita del alma cuando logremos regresar a casa.   

Author: ISRSP

Share This Post On

Submit a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.