Curso de Ciencia Espiritual 3

Clase # 53: Evolución del Universo: Formación de la Primera estructura de complejidad material y espiritual

Una de las metas fundamentales de este curso es presentar una explicación coherente al fenómeno de la encarnación del cual nosotros mismos hacemos parte. Para ello hemos repasado los sucesos que dieron origen a la Partícula Espiritual y como estas eventualmente cayeron a la dimensión material a través de un vórtice de comunicación interdimensional. Ahora vamos a explorar como la evolución del naciente universo eventualmente dio origen a la encarnación en su forma más básica, un fenómeno en el cual el vórtice mencionado jugó un papel fundamental

En el primer segundo de existencia del universo toda la materia (compuesta por todas las partículas espirituales caídas a la dimensión material) se encontraba en forma de energía concentrada en un espacio reducido donde su repulsión natural se manifestaba físicamente en forma de una gran temperatura. El universo aun no se había expandido pero todo lo que contenía se estaba moviendo dentro de la dimensión material.

 

Fracciones de segundo después el universo experimentó un periodo de inflación o expansión en el cual paso de ser una esfera muy pequeña de energía concentrada a un enorme espacio similar al del universo actual. Al dispersarse la materia de esta forma la temperatura del universo descendió lo suficiente para permitir que la energía se condensara en forma de las primeras Partículas Materiales Fundamentales.

Las partículas materiales fundamentales se caracterizaban por poseer un estado vibracional cercano a la dimensión espiritual y por tanto aun portan el vórtice de comunicación interdimensional por el cual cayeron desde la dimensión espiritual a la dimensión material.

Entre el primer segundo y el primer minuto, nuevas caídas en la temperatura permitieron que las primeras partículas materiales fundamentales (llámense quarks o cuerdas) se asociaran para formar el primer nivel de organización material, al cual también llamaremos el primer nivel de complejidad material. Estas primeras estructuras fueron los llamados protones y neutrones compuestos por la asociación estable y funcional de tres partículas materiales fundamentales. En estas estructuras tendría origen la primera forma de encarnación.

Puesto que cada partícula material que compone el neutrón o protón posee su propio vórtice, cuando estas se integran físicamente al mismo tiempo integran sus vórtices creando así un vórtice mayor que es la suma de los vórtices individuales. A este nuevo vórtice formado lo hemos llamado Vórtice de Suma. El vórtice de suma, al igual que los vórtices individuales es una puerta que comunica a la estructura material formada (en este caso el protón o neutrón) con la dimensión espiritual.

A través del vórtice de suma se emite hacia la dimensión espiritual una vibración que a su vez es la suma de las vibraciones de las partículas materiales fundamentales que la componen. A esa vibración la hemos llamado Vibración de Suma.

Al igual que la vibración individual la vibración de suma posee dos componentes que son afinidad e intensidad que por analogía hemos llamado Afinidad Vibracional de Suma e Intensidad Vibracional de Suma.

 

La afinidad vibracional de suma es la característica de la vibración que “mezcla” las distintas afinidades de las partículas materiales fundamentales que la conforman. Es algo así como el resultado de mezclar tres porciones de pintura de colores ligeramente distintos, el resultado es una porción de pintura cuyo color no es uno o el otro sino una mezcla de todos ellos.

Así mismo las tres partículas materiales fundamentales unidas para formar el protón o neutrón aportan su propia vibración la cual se mezcla con las otras vibraciones para crear una vibración única de suma que las representa. Esa es la característica de la vibración de suma emitida a través del vórtice dentro de la dimensión espiritual con el fin de atraer Partículas Espirituales afines a ellas.

Por su parte la Intensidad Vibracional de Suma es la suma de la fuerza atractiva de cada vibración que la conforma. El resultado es una vibración de suma con una fuerza atractiva que es tres veces mayor que la de cada una de las vibraciones separadas, y por consiguiente capaz de atraer una partícula espiritual cuyo tamaño es aproximadamente tres veces el tamaño de cada una de las PMFs.

 

Con estos dos componentes afinidad e intensidad de suma están dadas las condiciones para que se produzca la primera y más básica forma de encarnación.

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