Curso de Ciencia Espiritual 3

En la investigación del fenómeno espiritual es bien conocida la existencia de un cordón o vinculo de fluido espiritual, una estructura que une temporalmente al espíritu con su cuerpo y a través del cual se verifica la comunicación entre ambos. Describir su naturaleza y origen será el tema central de esta clase.

Si el espíritu unidad encarnado en el ser humano se une al cuerpo por medio de un cordón fluídico, entonces también debe existir como estructura asociada a la encarnación de las partículas espirituales que animan a animales y plantas, pues se trata del mismo fenómeno. Incluso esta estructura debe existir en niveles más básicos de encarnación como los organismos unicelulares y aún en subestructuras de materia no viva o inerte donde también existen partículas espirituales encarnadas.

Es decir, que de acuerdo con la teoría espiritual donde exista encarnación debe existir una versión del cordón fluídico y si así es, entonces el cordón fluídico debe tener un origen y función estrechamente relacionados con el fenómeno de la encarnación mismo. Su origen debe poderse explicarse de forma natural así como también debe poderse explicarse cómo se desarrolla en forma paralela al aumento de complejidad de la materia como resultado de su evolución natural.

Los análisis y estudios conducidos durante el desarrollo de La Teoría Espiritual nos han confirmado que el cordón fluídico es una estructura real que para entenderla debemos remontarnos a la primera forma de encarnación. Esto nos lleva de nuevo a los orígenes del universo, al momento en el cual se formaron las primeras estructuras de complejidad material con los llamados protones y neutrones.

Como vimos en la clase anterior en los comienzos del universo, cuando la temperatura general del universo bajo sustancialmente, las primeras Partículas Materiales Fundamentales –PMFs- (como los quarks) se comenzaron a organizar en forma de estructuras estables compuestas por tres de ellas. Esto dio origen a los primeros protones y neutrones del universo actual.

La integración física de cada una de esas tres PMFs portando aun sus vórtices de comunicación interdimensional no solo crea estructuras materiales estables, sino que también conduce a que sus vórtices se integraran para formar un vórtice único llamado vórtice de suma.

En forma individual cada PMF emite a través de su vórtice una vibración que parte de la dimensión material y a través del vórtice viaja hasta la dimensión espiritual donde llevaba implícito un mensaje de búsqueda, de atracción de otras partículas espirituales similares a ella o afines.

Sin embargo, las PMFs en forma individual son muy inestable y rápidamente se asocian con otras para formar estructuras estables como las mencionadas protones y neutrones.

Los protones y neutrones pueden describirse como estructuras coherentes y estables que no solo logran unir sus vórtices para crear un solo vórtice de suma sino que además logran integrar sus vibraciones individuales para formar una vibración de suma que será emitida por el vórtice de suma.

La vibración de suma no solo posee una intensidad iguala la suma de las tres PMFs sino que además posee una afinidad que es equivalente a la mezcla de las tres. Esto crea unas condiciones sumamente específicas para la vibración de suma que no se parece a una o la otra vibración individual sino que las representa a las tres. Es casi como un promedio de aquellas.

Así, materialmente las tres PMFs crean una estructura (protón o neutrón) que vibra coherentemente en forma tal que las representa a las tres. Esta vibración resultado de la combinación vibratoria de las tres partículas materiales integradas (llamada vibración de suma), es emanada a través del vórtice de suma hacia la dimensión espiritual. En la dimensión espiritual la vibración de suma es captada e interpretada por la PE más afín a ella, sintiéndose fuertemente atraída.

La atracción tan fuerte hace que la partícula espiritual penetre en el vórtice donde queda atrapada temporalmente por la fuerza de atracción generada por las partículas materiales que a su vez generan una respuesta vibratoria de la partícula espiritual atraída. Es como una respuesta natural de todos los elementos espirituales de estar cerca a aquellos con los cuales siente mayor afinidad. Este estado es lo que llamamos encarnación: la partícula espiritual atraída queda temporalmente atrapada en el vórtice hasta que alguna fuerza separe las partículas materiales y se destruya el vórtice y la vibración de suma.

Entre las partículas materiales y la partícula espiritual encarnada se mantiene un intercambio constante de vibraciones, es como un dialogo vibracional constante con las PMFs a través de vibraciones que van y vienen constantemente entre ellas.

Las vibraciones de comunicación entre estos dos elementos viajan a través del fluido espiritual que llena todos los espacios dimensionales, incluido el interior del vórtice, modificándolo vibracionalmente de forma temporal para crear una estructura fluídica vibracionalmente. A esta estructura vibracional que conecta espíritu y materia la llamados Cordón o Vinculo de fluido espiritual.

Inicialmente la comunicación entre la PE encarnada y las PMFs (protón o neutrón) se limita a su estado básico, pero con la evolución de la materia y la aparición de formas más complejas de materia (átomo, molécula etc.) esta comunicación se hace más sofisticada llegando a constituirse en un verdadero puente que comunica a ambas dimensiones.

Este es el tipo de cordón fluídico más básico que existe. La aparición por efecto de la evolución de formas más complejas de materia  como los átomos, moléculas, células u órganos no solo encarnaran elementos espirituales más complejos sino que entre ellos y su estructura material también se establecerá este dialogo vibracional permanente que dará existencia a su propia versión del cordón fluídico.