Curso de Ciencia Espiritual 2

Clase # 39: Principios Científicos De La Ciencia Espiritual III

8. Principio de Coloración Espiritual

Todo elemento espiritual, como consecuencia de su estado de armonía, vibra de una manera tal, que es interpretado por la mente como un brillo o un color específico a la visión espiritual.

La visión espiritual es una facultad facilitada por la mente. En realidad se trata de una captación de las vibraciones propias de los elementos espirituales que la mente interpreta asociándolas con los simbolismos propios de alguno de los sentidos físicos. Cuando esa asociación es con imágenes visuales entonces estamos frente a la mediumnidad vidente, pero si la mente las interpreta en forma de sonidos entonces la denominamos mediumnidad oyente, etc.

De igual forma, el tipo específico de vibración del espíritu o agrupación de espíritus suele ser identificado por la mente en asocio con algún brillo o coloración especifica. Este es el origen de la clasificación de las agrupaciones espirituales por su color o la identificación de los espíritus armónicos de acuerdo a su brillo.

9. Principio Espiritual de Correspondencia Material

El tamaño y estado espiritual del Elemento Espiritual Dirigente atraído y encarnado para un nivel de complejidad dado, se corresponde con la suma de los Elementos Físico-Espirituales que se integran para crear esta estructura de complejidad.

Aunque la descripción de este principio puede parecer un poco confusa, en forma más sencilla podemos decir que este principio lo que hace es establecer que de acuerdo a la complejidad de un organismo es el tamaño de la partícula espiritual que encarna.

Así, queda claro que no cualquier partícula espiritual de cualquier tamaño encarna en las distintas estructuras materiales. Por ejemplo, no es lo mismo la partícula espiritual que encarna en una célula que la partícula espiritual que encarna en un chimpancé, por decir algo. En la célula encarna una PE pequeña mientras en el cerebro del chimpancé encarnara una PE mucho más grande, seguramente cercana al 50% o tal vez más grande aún (espíritu fragmentado).

El principio de correspondencia posee una lógica que esta determinado por la cantidad de elementos de complejidad anterior que se asocian para generar las condiciones de encarnación. Por ejemplo, la partícula espiritual de una célula es atraída por la suma de vibraciones de las partículas espirituales de los distintos genes que se asocian para crear esa célula, mientras que la partícula espiritual de chimpancé es atraída por la suma de vibraciones de las múltiples partículas espirituales encarnadas en las células que constituyen el cerebro.

Entre los organismos con encéfalo, el cociente de encefalización será el factor determinante para determinar el tamaño del Elemento Espiritual atraído (ya se trate de una partícula espiritual, un Espíritu Fragmentado o una Unidad espiritual). No es el tamaño total del cerebro, pues no es el cerebro en su totalidad el que determina las condiciones de encarnación, sino aquella parte dedicada a las funciones superiores.

Fue precisamente este proceso el que permitió el aumento constante en el tamaño del elemento espiritual de los antropoides de cerebro cada vez más grande que el esperado para su especie lo que eventualmente culminó con la encarnación de Unidades Espirituales en el Homo Sapiens. Y serán procesos similares los que eventualmente darán lugar a la encarnación de nuevas unidades en otras especies que alcancen un nivel de complejidad similar.

10. Principio de Afinidad Físico-Espiritual

Todo Elemento Espiritual que encarna lo hace por efecto de la atracción natural ejercida por la materia y sus componentes espirituales ya encarnados, debido a la alta afinidad vibracional existente entre ambos.

Hay que recordar que por el principio espiritual no existen cuerpos sin alma.

Ya se ha explicado antes que la materia es, en esencia, Partículas Materiales Fundamentales o PMFs. Y que estas PMFs a su vez son las mismas partículas espirituales pero viviendo en la dimensión material como consecuencia de su drástica perdida de estado vibracional.

Siendo las PMFs de origen espiritual conservan aún una relación de afinidad con sus pares espirituales, es decir, otras partículas espirituales que pertenecían a su misma agrupación espiritual. Esta relación de afinidad se mantiene aún después de que ambas se han separado dimensionalmente, a través de los puentes o vórtices interdimensionales propuestos en la teoría espiritual.

Estos vórtices son como especies de puentes que le permite a las PMFs emitir sus vibraciones a la dimensión espiritual y de paso recibir respuesta vibracional de la dimensión espiritual. Esa vibración posee un efecto atractivo que acerca a las partículas espirituales afines a la materia. Cuando esa afinidad es muy alta, la partícula espiritual penetra en el vórtice con la intención de reunirse con las PMFs. Como su estado vibracional es aún propio de la dimensión espiritual no logra atravesar el vórtice completamente quedando atrapada en su interior, en una dimensión intermedia o transicional dando así origen al fenómeno de la “encarnación”.

El principio de afinidad es pues sumamente importante pues determina la relación entre los distintos elementos espirituales que los impulsa a estar juntos.

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