Vivir Con Integridad Para Morir Con Tranquilidad

Vivir Con Integridad Para Morir Con Tranquilidad

La vida física, la vida de encarnados trae consigo muchos retos para el espíritu, entre ellos, vivir una existencia física en una dimensión como la material a la cual no pertenecemos, además de vivir esa existencia totalmente desconectados de la realidad espiritual y sin la posibilidad de recordar en vida nada de la existencia anterior a la encarnación.

Es una situación curiosa en la que estamos tan compenetrados con el cuerpo que llegamos a creer que somos el cuerpo y no el alma que lo dirige. Sin embargo, la realidad es que éramos espíritus antes de encarnar, somos espíritus durante la encarnación y continuaremos siéndolo después de la muerte o desencarnación. Pero la vida física trae consigo otros efectos convenientes para los propósitos de supervivencia del cuerpo, pero tal vez inconvenientes para el espíritu a largo plazo.

Uno de los efectos mas inconvenientes tiene que ver con la forma como la mente resuelve los conflictos entre los actos que realizamos a diario y su confrontación con la conciencia. Diariamente hacemos, decimos o pensamos cosas que claramente contradicen los dictados de la conciencia; esa reacción violenta con un subalterno o ese alguien en condición de inferioridad, ese pensamiento de odio y deseo de venganza, o ese acto vicioso que nos rebaja al nivel del bruto etc., constituyen actos y pensamientos que nacen de lo profundo de nuestras debilidades, expresiones de una condición espiritual que traemos al encarnar y que son nuestra responsabilidad corregir. Pero no siempre lo hacemos. Aun sin recordar nuestra vida anterior a la encarnación, la conciencia ya nos indica lo desviado de esas acciones que entonces se convierten en un incomodo recuerdo para el espíritu encarnado, porque lo distraen y desaniman, al punto de limitar su eficacia en el propósito de sobrevivir.

Es ahí donde la mente interviene, sepultando esos recuerdos en lo profundo de sus archivos para librarnos de su evocación permanente, haciéndonos vivir la existencia como si no hubieran sucedido. Gran engaño! Porque no recordándolos no significa que nunca sucedieron, y como acciones contrarias a la conciencia permanecen con toda su carga de responsabilidades en lo profundo de cada ser.

El ser inteligente y decididamente moral no se deja seducir por el facilismo del olvido y aun a costa de su propia tranquilidad, mantiene vivo en su memoria el recuerdo de sus errores, meditando sobre ellos, sufriendo sus consecuencias y al mismo tiempo buscando los medios para no repetirlos; estas son las acciones que aporta enormemente a su adelanto durante la vida en el cuerpo. Pero el que lo olvida aunque no sufra como encarnado el remordimiento permanente del erro cometido no se libra de él, pues llegado el momento de la muerte física, el momento de volver a la libertad de espíritu, sus memorias volverán a él con toda la crudeza y detalle del momento mismo en que los actos fueron cometidos.

Qué momento más difícil! Que prueba más dolorosa para un espíritu es el verse en un instante de frente con toda su existencia, con el vívido recuerdo de todos los actos y pensamientos equivocados (incluida su carga emocional) cometidos a lo largo de toda su existencia material! Es como si estando encarnados un día el ser se viera en la penosa experiencia de sentir en un instante todo el dolor físico que experimento a lo largo de la vida, con la diferencia que el dolor que experimenta el espíritu es un dolor moral, es la angustia de ser consciente de sus errores, del mal causado y el bien que dejo de hacer.

Obviamente lo bueno también se recuerda y por fortuna constituye el bálsamo que aplaca el sufrimiento de los errores cometidos, pero será el balance íntimo de lo positivo y negativo el que finalmente determine el nivel de progreso alcanzado, o el fracaso de la prueba intentada.

No te equivoques, no calcules mal; recuerda bien que cada acto bueno o malo realizado en cada instante de tu vida sigue ahí grabado en tu memoria de espíritu y los volverás a vivir con todo su detalle y toda su crudeza cuando desprendido del cuerpo te encuentre solo con tus memorias y tu conciencia.

Author: ISRSP

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