Tamaño del Cerebro e Inteligencia
En términos evolutivos es evidente que las especies han progresado de ser organismos con cerebros muy pequeños a cerebros cada vez más grandes hasta llegar a la especie humana donde encontramos uno de los cerebros más grandes respecto al tamaño del cuerpo. Sin embargo, en el estudio publicado recientemente (http://www.sciencedaily.com/releases/2015/10/151014121103.htm?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+sciencedaily%2Ftop_news%2Ftop_science+%28ScienceDaily%3A+Top+Science+News%29) los investigadores encontraron en seres humanos una relación débil entre el cociente de inteligencia (test de inteligencia IQ) y el tamaño del cerebro.
Según los investigadores el tamaño del cerebro jugaría un papel menor en los test de inteligencia (IQ) en humanos restándole así importancia al tamaño del cerebro en relación con la expresión de inteligencia.
De hecho en otros estudios se ha llamado la atención de cómo es posible encontrar personajes muy destacados en artes y ciencias como el ganador del premio nobel de literatura Anatole France con un cerebro de apenas 1100 gramos alcanzo logros similares a los del poeta ingles Lord Byron con un cerebro de 2238 gramos (http://journal.frontiersin.org/article/10.3389/fnana.2011.00029/full). Incluso hay registros de una persona de inteligencia normal llamada Daniel Lyons que tras su muerte a los 41 años presentaba un cerebro de apenas 680 gramos.
Sin embargo, los casos más extremos están representados por personas que han sufrido de hidrocefalia. Tal es el caso de un joven estudiante universitario que fue enviado para estudio especializado después de que el médico de la universidad notara que tenía una cabeza algo más grande de lo normal, si bien el estudiante no presentaba ningún problema y de hecho su IQ era de 126, muy superior a la media. La sorpresa fue grande cuando se descubrió que la mayor parte de su cerebro no existía pues se había formado interiormente una gran cavidad consecuencia de la hidrocefalia. El cerebro de este estudiante apenas si se reducía a una pequeña estructura de cerca de 1 mm de espesor (http://flatrock.org.nz/topics/science/is_the_brain_really_necessary.htm).
¿Qué podemos concluir de estos casos tan extremos? ¿Si no es el tamaño del cerebro lo que determina que en los humanos encarnen espíritus unidad distintos a los que encarnan en los animales, que es? ¿Puede una teoría como la Teoría Espiritual explicar esto?
Aquí es donde el reto se hace complicado para todas las teorías, pues una sola excepción a la regla implica que la teoría debe ser cambiada o reemplazada.
Para la aproximación materialista, el tamaño del cerebro, su estructura y el número de conexiones sinápticas determinan el surgimiento de la mente del individuo que a su vez determina su inteligencia. Para ellos todo es y se explica en términos materiales. Sin embargo estos casos extremos hacen tambalear sus modelos.
En la Teoría Espiritual (TE) por su parte el modelo se expande y fortalece. De acuerdo con esta teoría existe un principio llamado principio espiritual de correspondencia material según el cual la complejidad de la estructura material crea las condiciones para atraer y encarnar un elemento espiritual de tamaño correspondiente. Para entender esto mejor es necesario detenernos a explicar algunos conceptos básicos de la ciencia espiritual.
En la dimensión espiritual existen no solo espíritus unidades como los que encarnan en los humanos, sino que allí también existen las llamadas Partículas Espirituales (PEs), elementos espirituales cuyos tamaños y propiedades representan una fracción proporcional a su tamaño de aquellas que posee un espíritu completo.
Así, en la dimensión espiritual se encuentran PEs cuyos tamaños se extienden en una amplia gama que va desde aquellas similares al tamaño de las partículas subatómicas, pasando por una escala que incluye tamaños atómicos, moleculares, celulares y mas grandes hasta otras cuyos tamaños son muy similares al tamaño del espíritu completo.
De acuerdo a este modelo cada estructura de complejidad desde un átomo, a una molécula, célula y órgano crean las condiciones para atraer un Elemento Espiritual apropiado a su estructura. De aquí se deriva que según la TE toda la materia posee componentes espirituales encarnados en sus distintas estructuras.
En este proceso de evolución físico-espiritual el punto clave se alcanza cuando aparecen los genes. Los genes constituyen en sí mismos unidades de elevada complejidad en los cuales encarnan PEs que en conjunto crean las condiciones para dominar la vida en la tierra. Incluso cuando aparecen los organismos con cerebro, los genes se las arreglan para continuar dominando a su antojo.
La evolución biológica posterior se convierte en una evolución de la estructura genética cuyo resultado se refleja en cerebros más grandes y capaces de atraer y encarnar Elementos Espirituales más grandes y por ende más inteligentes que sabiendo tomar mejores decisiones les da ventajas evolutivas. Sin embargo, las PEs de los genes continúan dominando.
Por eso la evolución se mueve hacia organismos de cerebros cada vez mas grandes hasta que aparece el homo sapiens donde finalmente encarna un espíritu completo. El homo sapiens muestra la relación más grande de cerebro respecto al cuerpo de su especie (cociente de encefalización) lo que es un reflejo claro de la compleja estructura genética (y espiritual) alcanzada en estos organismos. En los humanos encarnan espíritus completos que por lo mismo son más inteligentes y más conscientes de sí mismos, pero aun bajo el control de las PEs de los genes. Son ellos los que determinan como va a ser el cerebro que a su vez determina como va a ser la mente y esta a su vez es la encargada de controlar al espíritu durante la encarnación sumiéndolo en el olvido del pasado y el fenómeno de la confusión.
La encarnación del espíritu humano sin embargo sucede muy temprano en el desarrollo embrional, cuando el cerebro apenas si comienza a formarse, lo que implica que depende de apenas una estructura celular básica que sin embargo ya refleja claramente la compleja estructura genética en su interior. A esta masa pequeña de células necesarias para que ocurra la encarnación se le ha denominado Masa Celular Critica de encarnación/desencarnación, pues a la inversa, cuando el cerebro empieza a morirse la desencarnación solo ocurre cuando se llega a este mismo punto.
Volviendo al tema inicial del tamaño del cerebro, el programa genético de todo ser humano normalmente codifica para formar un cerebro grande y capaz de proveer al espíritu de todas las conexiones necesarias para llevar una vida física normal, pero si por alguna razón ese cerebro no se desarrolla normalmente puede suceder que el espíritu aunque encarnado no pueda recibir información o solo una información mínima de los sentidos con lo cual le va a ser muy difícil adquirir el conocimiento necesario para expresar su inteligencia, lo que lo reducirá a un ser con retraso mental.
Sin embargo, la plasticidad del cerebro para re-adaptarse a las circunstancias planteadas durante el desarrollo embrional puede eventualmente llevarlo a desarrollar las estructuras y conexiones necesarias para llevar una vida normal, como sucede en el caso del individuo con apenas un pequeño cerebro de 1 mm de grosor. En ese caso el espíritu ya había encarnado desde muy temprano en el desarrollo embrional en respuesta a la complejidad del programa genético propio de los humanos, pero se vio afectado por un problema como la hidrocefalia que redujo su cerebro drásticamente, si bien logro crear las conexiones y estructuras necesarias para una comunicación fluida con su cuerpo.
Esta reducción del cerebro sin embargo, no afecto su inteligencia pues esta es del espíritu que es intocable físicamente, ni tampoco afecto su capacidad de aprender las cosas necesarias para expresar esa inteligencia gracias a la reestructuración de su cerebro que le permitió llevar una vida de relación normal. En otros casos sin embargo, tal reorganización no fue tan exitosa y los espíritus encarnados en esos cueros y cerebros se vieron privados de la comunicación con el mundo físico necesaria para adquirir los conocimientos y entendimiento de la realidad material para expresar normalmente su inteligencia.
En otras palabras un retraso mental no apunta a un espíritu retrasado sino a un sistema de comunicación del espíritu con el cuerpo tan deficiente que le impide expresar su inteligencia.
Finalmente, para la TE el cerebro eventualmente continuara creciendo más, debido a que además de la evolución física existe una evolución espiritual en la cual los espíritus experimentan un aumento constante en su nivel de armonía lo que permite que cada vez expresen una inteligencia más aguda. Esto implica que los seres del futuro van a necesitar de estructuras cerebrales más eficientes para conocer más y mejor el mundo físico sino además para manifestar esa más aguda inteligencia, y más interesante aun, su progreso espiritual los ira dotando de la habilidad común de comunicarse con la dimensión espiritual, necesidad que forzara cambio cerebrales que conlleven a cambios en la mente espiritual (la que emerge de la integración de las PEs encarnadas en el cerebro) para acomodar esas nuevas necesidades mediumnímicas.
Es decir que los hombres del futuro no solo tendrán cabezas más grandes y serán más inteligentes aprendiendo más rápido, sino que además poseerán nuevos sentidos capaces de proveerles un contacto directo con la dimensión espiritual.