La Mediumnidad: Origen y función
La Mediumnidad
La mediumnidad es la facultad por la cual una persona o espíritu encarnado capta las vibraciones propias de la comunicación espiritual y las expresa directamente o las interpreta de acuerdo al conocimiento adquirido y almacenado en su memoria mental.
Para explicar y entender lo que es la mediumnidad y cómo funciona es necesario primero explicar algunos conceptos básicos sobre el fenómeno espiritual.
Dimensiones vibracionales
El concepto de dimensiones vibraciones no es fácil de entender pero es fundamental para entender no solo el por qué lo espiritual es invisible a los aparatos de detección científica sino también para entender por qué el espíritu no puede ser afectado por los fenómenos físicos.
La ciencia ve y estudia el cuerpo humano, pero no ve ni puede estudiar al espíritu que lo habita; esto sucede porque el cuerpo hecho de partículas materiales fundamentales como los quarks, leptones y bosones, etc., vibra y existe en la dimensión vibracional material, mientras que el espíritu vibra y existe en la dimensión vibracional espiritual y por lo tanto está por fuera de la realidad física. Como ambas dimensiones están radicalmente separadas por sus rangos vibracionales los científicos no pueden acceder a la realidad espiritual con sus medios y métodos de investigación tradicional. Solo a través de la mediumnidad se puede acceder el mundo espiritual.
Tanto la dimensión espiritual como la dimensión material pueden existir en el mismo lugar y al mismo tiempo pero cada una en su propia realidad e independiente de la otra. Por esta razón un espíritu puede por ejemplo pasar a través de una estrella sin verse afectado por su energía o radiación; o puede estar junto a una estrella supernova que estalla liberando una tremenda cantidad de energía y no sentir nada porque toda esa energía surge, existe y se dispersa por la dimensión material mientras que el espíritu está en la dimensión espiritual; esta ahí en ese mismo lugar donde estallo la supernova pero en otra dimensión vibracional.
Los espíritus no ocupan un lugar material ni necesitan de una cavidad especial en el cuerpo para encarnar porque no estando dentro de la dimensión material no disputan un lugar material para existir. El espíritu encarnado siempre está en la dimensión espiritual y por lo tanto al encarnar lo hace uniéndose a otros componentes espirituales encarnados en las células del cerebro que le sirven de puente en la comunicación con la materia.
En conclusión existen al menos dos realidades de existencia, la dimensión material y la dimensión espiritual y cada una existe en su propia realidad.
Vibraciones espirituales
Todo elemento espiritual incluido el espíritu, posee dos tipos de vibraciones: permanentes y transitorias.
Las vibraciones permanentes son las que produce el espíritu de forma natural por el solo hecho de existir, es su manifestación de existencia.
Las vibraciones permanentes no son voluntarias y son un reflejo de su estado de armonía. Estas vibraciones nos cuentan exactamente cuál es el estado del espíritu, su condición natural y solo cambian en la medida que cambia el estado del espíritu como resultado de su evolución espiritual.
Las vibraciones transitorias por su parte constituyen el lenguaje de comunicación de los espíritus y son el resultado de la intensión consciente del espíritu de comunicarse con otros espíritus. Las vibraciones transitorias llevan implícito un mensaje, información e intensión.
La Encarnación
La encarnación es el fenómeno por el cual un espíritu se une temporalmente a un cuerpo físico (valga la redundancia) para conducir sus destinos y vivir la experiencia material. Es importante aclarar que aunque la unión por la encarnación es una unión muy profunda entre espíritu y cuerpo, el espíritu nunca abandona la dimensión espiritual así como el cuerpo jamás abandona la dimensión material.
El cuerpo humano no solo se forma con base en las instrucciones precisas de los genes del cuerpo sino que además está controlado por ellos en forma tal que podemos afirmar que el cuerpo es un instrumento de los genes.
Los genes desde su aparición en el escenario de la vida tienen dos propósitos fundamentales que son sobrevivir y perpetuarse. Eso se puede reconocer fácilmente con solo observar la naturaleza y estudiarla. Los genes desean que el cuerpo viva lo suficiente para que pueda reproducirse y de esta forma pasar copias de ellos mismos a la descendencia.
Así es como los genes se perpetúan de generación en generación pero para poder lograrlo necesitan dominar el embase que los contiene (el cuerpo) y lograr que este sea exitoso en el escenario de la vida. Pero para lograrlo requiere de la elaboración de estrategias que le otorguen ventajas selectivas a ese cuerpo lo que logran a través de los instintos.
Hay que aclarar sin embargo, que los genes aunque materialmente son secuencias de nucleótidos, espiritualmente son gobernados por partículas espirituales encarnadas en ellos, así que los genes también constituyen un nivel de encarnación y siempre que hablemos de los genes o de sus propósitos y estrategias en realidad nos estaremos refiriendo a las partículas espirituales encarnadas en los genes.
Las partículas espirituales como su nombre lo indica son apenas una fracción del espíritu completo o espíritu unidad y por lo tanto solo poseen una fracción de la inteligencia y nivel de consciencia del éste. Sin embargo, aun con una fracción de los atributos de la unidad las partículas espirituales poseen un cierto nivel de comprensión del mundo físico en el cual están encarnadas lo que les permite decidir, actuar y dirigir.
La vida en la tierra apareció hace cerca de cuatro mil millones de años y durante casi todo ese tiempo los genes han dominado y gobernado, pero hace unos dos millones de años apareció en la tierra un organismo con un cerebro tan sofisticado que condujo a la encarnación de un espíritu unidad. Ese organismo fue el homo del cual poco después surgiría el homo sapiens.
La aparición del hombre constituyó un desafío para los genes, pues un espíritu con inteligencia y conciencia completa de sí mismo fácilmente dominaría el cuerpo haciendo su voluntad, no la de los genes, lo que podía incluir decisiones que pusieran en riesgo la supervivencia del cuerpo. Después de todo, el cuerpo es como una cárcel para el espíritu donde debe trabajar para su mantenimiento, luchar por comida y abrigo, por una pareja con quien reproducirse y debe sufrir el embate de las enfermedades, algunas verdaderamente dolorosas.
Así que para asegurar su dominio sobre el espíritu encarnado los genes del cuerpo desarrollaron dos mecanismos muy sofisticados para controlarlo: el estado de confusión y el olvido del pasado.
Con el estado de confusión los genes consiguieron que el espíritu desde el mismo momento en que empieza la encarnación quede sumergido en una especie de sueño profundo en el cual no puede reconocerse a sí mismo ni darle sentido a las cosas que percibe a su alrededor; los genes sólo le permitirían al espíritu recuperar la consciencia plena de sí mismo cuando despertara en el cuerpo. De esta forma los genes lograrían que:
- el espíritu encarnado se enfoque completamente en la vida material a través del cuerpo, creyendo que él es el cuerpo
- el espíritu encarnado no sea capaz de reconocerse como espíritu durante la encarnación y así impedirle despertar de la fantasía de estar viviendo una vida física que no es propia de su naturaleza espiritual
Así al creerse el cuerpo lucharía incansablemente por su supervivencia y la de los genes por supuesto.
Con el olvido del pasado, los genes se asegurarían que el espíritu no recuerde absolutamente nada de su vida espiritual ni de cualquier experiencia física que haya tenido en otras encarnaciones, así el espíritu no se distraería en triunfos o derrotas pasadas, ni en añorar la libertad espiritual de la cual ya no tiene consciencia.
Para que el espíritu no recordara nada de su pasado los genes lograron bloquear su memoria de espíritu, que es donde queda almacenado absolutamente cada detalle de lo que el espíritu vive diariamente. Esto lo lograron a través de mecanismos especiales desarrollados en asocio con el órgano de encarnación del espíritu que es, el cerebro. Puesto que la encarnación del espíritu ocurre a través de una compleja unión vibracional entre éste y las partículas espirituales encarnadas en las células del cerebro, fue allí donde ambos mecanismo aparecieron y continúan ejerciendo su función de control sobre el espíritu encarnado.
El olvido del pasado sin embargo, trajo un problema adicional, sin memorias el espíritu no puede expresar su inteligencia y queda sumido en un estado de estupor permanente, como sucede con los pacientes de Alzheimer avanzado. El espíritu necesita de sus recuerdos y experiencias que son como un sustrato esencial para entender, decidir y actuar. Así que los genes utilizando de nuevo a las partículas espirituales encarnadas en las células del cerebro, crearon una segunda memoria para el espíritu, una memoria temporal asociada a las partículas espirituales encarnadas en las células del cerebro.
Este fue un plan perfecto, una estrategia muy astuta pues esta segunda memoria solo guardaría recuerdos de las experiencias de esta vida física y de cuando el espíritu este despierto en el cuerpo.
Con estos dos mecanismos, el estado de confusión y el olvido del pasado, los genes del cuerpo lograron aislar completamente al espíritu de la realidad espiritual que es su realidad natural de existencia, obligándolo a enfocarse completamente en la vida física. Fue así como el espíritu al encarnar perdió la capacidad de reconocerse como espíritu y de comunicarse con otros espíritus. El espíritu quedó completamente sumergido en la realidad material del cuerpo.
La Mente
El complejo proceso de unir temporalmente un espíritu de la dimensión espiritual con un cuerpo de la dimensión material fue posible gracias a la mediación de las partículas espirituales encarnadas en las células del cerebro.
La encarnación comienza muy temprano en el desarrollo embrionario con una señal muy débil que llega al espíritu más afín al futuro ser, informándole que la encarnación ha comenzado. A medida que el embrión crece y el cerebro se desarrolla, la señal se torna más intensa, envolviendo al espíritu, sumergiéndolo en el estado de confusión y bloqueando poco a poco su memoria de espíritu (olvido del pasado).
Este control sobre el espíritu es posible debido al trabajo integrado de las partículas espirituales encarnadas en las células del cerebro en desarrollo. Es probable que solo se necesite una cantidad mínima de ellas trabajando coordinadamente para lograr estos dos efectos (estado de confusión y olvido del pasado), pues se conocen casos de personas que casi no tienen cerebro y aun así son conscientes de sí mismas y con ambos mecanismos intactos.
Es precisamente a esta integración funcional de las partículas espirituales encarnadas en las células del cerebro a lo que llamamos Mente o Mente Espiritual, que a diferencia del concepto de mente de las ciencias formales, la mente espiritual de la teoría espiritual es solo un órgano con funciones de memoria y control, y es distinto del espíritu que es quien constituye el yo consciente o individualidad que se manifiesta a través del cuerpo con ayuda de la mente.
La mente es un órgano dependiente del cerebro cuya estructura a su vez esta bajo el control de los genes, por lo tanto es también un órgano de control genético que sirve a los propósitos de los genes de dominar y perpetuarse. Tal propósito requiere de un espíritu encarnado totalmente enfocado en la vida física y haciendo todo lo posible por la supervivencia del cuerpo. Por lo tanto un espíritu recordando su pasado espiritual o capaz de reconocerse como espíritu resulta altamente inconveniente para los propósitos de perpetuarse y dominar de los genes.
Por esta razón la mente en su proceso evolutiva termina por desarrollar los mecanismos de olvido del pasado y estado de confusión. Y aunque ambos mecanismos de control contribuyen a “borrar” temporalmente todo recuerdo de la naturaleza espiritual del espíritu encarnado, es el segundo, el estado de confusión el que más le impide al espíritu comunicarse de forma clara, directa y natural con los demás espíritus de su realidad espiritual.
Esta es la razón por la cual la mediumnidad constituye una rara excepción de la mente, porque de alguna forma logra sobrepasar el bloqueo del estado de confusión (así sea solo de forma parcial) para facilitarle al espíritu encarnado una comunicación consciente más o menos clara con el mundo espiritual del cual hace parte como veremos a continuación.
La mediumnidad
A pesar del férreo control de los genes sobre el espíritu, no en todos los cuerpos logran aislarlo tan fuertemente de la realidad espiritual a través del estado de confusión. Pequeñas variantes en la combinación de genes de las células del cerebro pueden conducir a la formación de una mente con una menor capacidad de controlar y aislar al espíritu encarnado del mundo espiritual.
Es decir que algunas personas por la particular mezcla de genes de sus padres formarían un cerebro y por lo tanto una mente capaz de producir un estado de confusión menos intenso. Cuando así sucede la persona manifiesta una cierta capacidad de comunicación con los espíritus que lo rodean (evidente o no), dando origen al extraño fenómeno conocido como mediumnidad.
La aparición de una mente con predisposición mediumnímica puede ocurrir a través de dos posibles mecanismos:
- Que la combinación de genes de la persona con condiciones mediumnímicas conduzca a la encarnación de partículas espirituales con una capacidad reducida para envolver y aislarlo al espíritu del mundo espiritual. Esto permitiría un cierto grado de comunicación consciente del médium con el mundo espiritual dando así origen a la mediumnidad.
- Que la combinación de genes de la persona con condición mediumnímica conduzca a la formación de un débil circuito cerebral responsable de producir el estado de confusión. Esto produciría un débil estado de confusión que permitiría una cierta comunicación con el mundo espiritual dando así origen a la mediumnidad.
No sabemos con certeza cuál de los dos mecanismos es el correcto, pero si es casi seguro que se asocia con la herencia genética especifica del individuo pues cuando un individuo es médium es muy común encontrar otros miembros de su familia con condiciones mediumnímicas también.
Así de vez en cuando nacen niños cuyos cerebros forman mentes que le permite al espíritu encarnado captar las vibraciones propias de la comunicación de los espíritus. Obviamente como el espíritu durante la encarnación solo puede accesar los recuerdos de su mente, es decir, solo de la vida material actual, entonces es con base en esos recuerdos que trata de interpretar las comunicaciones mediumnímicas.
La mediumnidad es pues la facultad que posee la mente de permitirle al espíritu encarnado captar e interpretar las vibraciones espirituales mientras está despierto en su cuerpo.
Como tal la mediumnidad es una sola facultad pero dependiendo de la forma particular como la mente del médium interprete las vibraciones espirituales tendremos las diferentes variantes mediumnímicas. Así, si las vibraciones espirituales se interpretan en forma de de imágenes tenemos la mediumnidad vidente. Si se interpretan en forma de sonidos tenemos la mediumnidad oyente.
El reducido efecto del estado de confusión de los médiums puede incluso permitir un tipo de comunicación mucho más directa con los espíritus, de tal manera que éstos tienen acceso temporal a la mente del médium a través de la cual canalizan sus pensamientos para expresarse en forma verbal dando origen a la mediumnidad parlante.
En otros casos esa comunicación se plasma a través de la escritura dando origen a la mediumnidad escribiente, o una variante similar basada en dibujos y pinturas dando origen al dibujo y pintura mediumnímica.
Las formas de comunicación con los espíritus son múltiples y pueden ser tan variadas como las formas de expresión física desarrolladas por los espíritus encarnados a través de la evolución. Así que en planetas donde la comunicación con el cuerpo se base en otro tipo de sentidos físicos existirán variantes mediumnímicas desconocidas para nosotros pero cuyo propósito es el mismo, permitir la expresión física de un espíritu no encarnado a través del cuerpo de uno encarnado.
Mediumnidad y evolución
Los genes seguirán dominando la encarnación por largo tiempo, pero su supervivencia dependerá cada vez más de aprovechar la inteligencia y claridad racional del espíritu encarnado, lo que seguramente conducirá a cambios profundos en los mecanismos de control del espíritu encarnado.
Es probable que en el complejo juego material de la supervivencia, los genes encuentren en las experiencias pasadas del espíritu una ventaja evolutiva para mejorar su supervivencia y con ella la perpetuación de los genes. Así, no será extraño que en las generaciones del futuro los espíritus que encarnen sean capaces de recordar los conocimientos en ciencia y tecnología adquiridos en la vida anterior y así cada vida material será como una continuación de su aprendizaje más que un volver a comenzar.
Asociado a ello llegará el momento en que también recordaremos quienes fuimos y los lazos que nos atan a quienes nos sucedieron en esa vida anterior lo que llevara a formar familias cada vez más grandes integradas con un mismo propósito de ayudarse mutuamente para su progreso colectivo.
Los canales de comunicación con el mundo espiritual estarán completamente abiertos (todos seremos médiums de una gran agudeza) y desde muy temprano en la vida estaremos en comunicación permanente con espíritus afines con quienes formaremos una especie de clan o gran familia. Los espíritus serán como los guías o consejeros de los espíritus encarnados lográndose así acelerar de forma dramática el progreso evolutivo.