Implantación In Vitro: Que pasaría espuritualmente si dejamos crecer un embrión en el laboratorio más allá del día 14?

Embrion Humano

El artículo que anexamos más abajo presenta los sorprendentes resultados de cultivar embriones humanos hasta el día 14. Normalmente en los procedimientos In Vitro asociado con los tratamientos de infertilidad, los embriones son creados en el laboratorio por la combinación de óvulos y espermas de la pareja y cultivados hasta el día 5 o 6 antes de ser transferidos al útero o congelados para su uso posterior. Pero más allá del día 6 es poco lo que se sabe, pues esa etapa ya corresponde a los eventos que suceden cuando el embrión se adhiere al útero materno y continúa su crecimiento y desarrollo para convertirse en el nuevo ser. Por eso este trabajo que citamos es tan llamativo.

Los autores lograron desarrollar un sistema in vitro para cultivar los embriones humanos más allá del día 6, que incluyo una matriz donde el embrión se implantaba como si se tratara del útero materno, observando la sucesión de etapas que se saben ocurren en esos días. Y aunque el experimento fue terminado al día 14 por regulaciones éticas internacionales no deja de ser intrigante preguntarnos ¿Qué pasaría si el sistema fuera adaptado para continuar su crecimiento hasta completar los 9 meses?

¿Se podrá crear un ser completo física y espiritualmente? ¿Tendrá ese “bebe” un alma y si la tiene de que tipo será?

No teniendo forma de experimentarlo de manera directa, utilizaremos los principios de La Teoría Espiritual para intentar responder a estas preguntas.

De acuerdo con el modelo de La Teoría Espiritual (TE) la encarnación del espíritu es un proceso automático gobernado por leyes de afinidad, es decir, que la encarnación sucede porque se forma un embrión humano y este, en su proceso de desarrollo embrional crea las condiciones espirituales para atraer y retener al espíritu más afín o encarnarlo.

Si bien se encarna en un cuerpo, la realidad que surge de la TE es que la encarnación ocurre específicamente al cerebro y es el cerebro el que determina que espíritu y cuando ha de encarnar. Pero no nos confundamos, el cerebro es importante para la encarnación porque dada la complejidad de su estructura es capaz de hacer que las Partículas Espirituales encarnadas en sus células se integren a nivel espiritual para formar ese órgano espiritual complejo llamado la mente que es el verdadero artífice de la encarnación del espíritu.

Esto básicamente significa que en la medida que el cerebro empieza a formarse a nivel embrional, las células que van migrando y dividiéndose para formar el cerebro al mismo tiempo comienzan a formar la mente que entonces envían las señales espirituales apropiadas para atraer al espíritu más afín a ellas y en general al cuerpo al que pertenece.

De acuerdo con el modelo de la TE, la atracción de la mente sobre el espíritu se logra por la integración o suma de las vibraciones de todas esas PEs de la mente para formar una especie de vibración de suma, muy potente que envuelve al espíritu e inicialmente lo sumerge en una extraña vaguedad, confusa y surrealista conocida como estado de confusión. Es un estado similar al que uno se encuentra cuando está soñando, en que todo parece irreal y se pierde la capacidad de reconocerse a sí mismo y a los demás.

Al tiempo que el espíritu cae en ese estado de confusión o turbación, el espíritu experimenta un segundo efecto de la mente en formación, el bloqueo de sus recuerdos del pasado también conocido como olvido del pasado. Bajo ese estado, el espíritu pierde su capacidad de razonar correctamente, de entender su entorno e incluso de pensar. Queda reducido a ser una inteligencia que carece de recuerdos y por tanto de conocimientos y experiencias para expresarla. Es el mismo estado en que se encuentra un niño recién nacido o un anciano que ha entrado en la completa nulidad luego de que una enfermedad como el Alzheimer le quita acceso a casi todas sus memorias.

Así es como la encarnación del espíritu se presenta como un proceso gradual y no como un evento puntual. Es un proceso de atracción, envolvimiento sometimiento y control que se da desde la formación misma del embrión y que alcanza su primer punto de inflexión cuando muy temprano en el desarrollo del cerebro y la mente el cerebro alcanza lo que la TE ha denominado como Masa Celular Critica de encarnación/desencarnación.

En ese momento es que el espíritu puede considerarse verdaderamente encarnado y a partir de ese punto podríamos decir que los las nuevas células y PEs que entran a la mente solo aumentan ese lazo que lo ata y retiene en el cuerpo.

Así las cosas, si un embrión fuera cultivado por 9 meses en un laboratorio in vitro lo lógico a esperar sería que en éste eventualmente se presente la encarnación de un espíritu, fenómeno que desde el primer día de la formación del embrión ya ha comenzado con la emisión de señales de atracción a los espíritus más afines pero que no logra su punto de retención aguda del espíritu sino hasta cuando el cerebro empieza a formarse semanas después.

Si el bebe logra desarrollarse y nacer in vitro la TE nos dice que este despertaría como lo hace cualquier niño que nace vivo, crecería y aprendería como cualquier otro niño y eventualmente despertaría a la conciencia de sí mismo a medida que su sistema nervioso se desarrolla y sus conocimientos nuevos esta vez almacenados en la memoria mental le dan las herramientas para expresar su inteligencia.

¿Cuál será el impacto sicológico de saberse hijo de una maquina? ¿Cuál será su relación con la familia y los valores humanos? Creemos que todo ello dependerá del ambiente en que se crie, pero será un espíritu encarnado como todos los otros con su propio estado, su propio destino y su necesidad también vigente de progresar hacia mayores estados de armonía.

https://www.sciencedaily.com/releases/2016/05/160504141444.htm?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+sciencedaily%2Ftop_news%2Ftop_science+%28ScienceDaily%3A+Top+Science+News%29

Author: ISRSP

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2 Comments

    • El mecanismo de encarnación espiritual opera de manera automática y es regulado por el principio de afinidad espiritual que permite a las estructuras biológicas atraer y encarnar entidades espirituales. Si un embrion humano se desarrollará en condiciones adecuadas sea en un laboratorio o en un vientre materno, sin lugar a dudas encarnaría un espíritu, dando lugar a un ser humano. Sin embargo, un ser humano engendrado en un laboratorio tendría un desarrollo muy diferente al de un ser humano engendrado por metodos naturales.

      En el vientre materno el espíritu tendrá la protección del componente espiritual correspondiente al cuerpo de su madre, que funciona como una barrera que aisla al espíritu y a su componente espiritual de las perturbaciones provocadas por las entidades espirituales que le rodean.

      Quizás con una buena técnica y sofisticada tecnología se puedan reproducir las condiciones físicas del ambiente uterino. Pero en una encubadora el espíritu encarnado en el embrión en gestación carecerá de la protección del componente espiritual de la madre, además no podrá percibir las vibraciones espirituales de su madre que le brindan armonía a su estado espiritual. Las vibraciones espirituales del entorno del embrión en gestación influyen en la adaptación del espíritu encarnado a su nuevo estado y contribuyen de forma importante a la formación de su personalidad.

      De llegarse a dar en un futuro la creación de seres humanos en ambientes distintos al vientre materno podría considerarse un delito que atenta contra la ética y la moral humanas. No sabemos lo que el futuro nos depare, talvés los humanos evolucionemos en otras formas de vida en las que se integre nuestro cuerpo biológico a estructuras biomecánicas que nos permitan vivir más tiempo para viajar por el espacio en busca de nuevos mundos que colonizar, pero aunque seamos en nuestro aspecto físico más máquinas que humanos, siempre que estén dadas las condiciones, habrá un espíritu encarnado capaz de amar, de vibrar en libertad y de brillar con su inteligencia, los tres atributos con los que el Creador lo dotó.

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