Creer o no en la existencia de un Creador es una opción, no una obligación
Creer o no en la existencia de un Creador es una opción, no una obligación
En cuanto a finalmente dios, ´me tiene sin cuidado. Si es o no mi padre eso no me ayuda a nada para mi existencia, describirlo, como lo hice la vez pasada me parece una buena forma, pero luego de enunciado eso, nada más podemos hacer con él y el mucho menos con nosotros… de hecho la T.E. podría funcionar sin enunciar al Creador."
Jhosman Barbosa
En nuestro actual estado, creer o no en la existencia de El Creador (Dios, Yave, Jehova, Alah, Kami-Sama, Amateratsu, Vishnu, Marduk, Merodach) es una opción, no una obligación. Yo elegí creer en Él y afirmo que he percibido sus vibraciones y consecuencia de ello, he experimentado una gran dicha, paz y tranquilidad inigualables. Desde luego, vivir dichosamente, en paz y armonía con nuestro entorno es perfectamente posible para cualquiera que se lo proponga, sin que medie la creencia en un Ser Supremo, de hecho como sugiere Jhosman Barbosa, la Teoría Espiritual (T.E.) no requiere de la existencia de un Creador, más que para explicar la aparición de los espíritus infinitos (esto es con un principio, pero sin fin). Bien puede afirmarse que no existe un Creador, que los espíritus son eternos y que las leyes espirituales existen desde que existen los espíritus, y en casi nada cambia la T.E., más allá de tener que suprimir un capítulo, aquel que justamente se refiere al Creador. La cadena de sucesos que ocasionaron los espíritus con la caída de su estado vibracional será la misma con Creador o sin Él. La ley de la Perfectibilidad que opera en la Dimensión Primaria (D.P.) orientando a los espíritus perfectos en la elaboración de una inteligencia colectiva que les permita alcanzar una mayor comprensión de su realidad, se manifestará como ley de la Evolución una vez los espíritus hayan caído con su error, sin importar si esta ley fue creada por Ser Supremo alguno o existió siempre. Finalmente, de la T.E. se desprende que el universo material no fue creado por El Supremo, sino que este fue producto de las guerras espirituales que causaron el fraccionamiento de las entidades espirituales que intervinieron lo cual produjo la decadencia de su nivel vibracional, que los condujo a ocupar una “Dimensión Espiritual Nueva” que conocemos como la Dimensión Material (D.M.). Además, el físico Stephen Hawking ha demostrado con base en hechos científicos comprobados y en las teorías físicas aceptadas, que no es necesario un Creador en la ecuación que explica la creación del Universo Material. La aparición espontánea de materia a niveles subatómicos y la no validez de la relación causa-efecto antes de la creación del tiempo y del espacio, son argumentos suficientes para deducir positivamente que no es necesaria la intervención de una “mano” creadora para dar vida al universo que conocemos.
De lo anterior se desprende que la cuestión no es si existe o no El Creador, sino cual debe ser nuestra percepción de Él. Muchos manifiestan no creer en El Hacedor porque simplemente no perciben ningún efecto visible de Su existencia en sus vidas. Jhosman manifiesta que en cierta forma le es indiferente creer o no, ya que a su parecer eso no le ayuda a nada para su existencia, que “nada más podemos hacer con él y el mucho menos con nosotros.” En mi opinión, esta es una forma equivocada de enfocar el asunto, pues con todo respeto considero una cualidad propia de un Ser que es Libertad Suprema no intervenir de manera directa en nuestras existencias. Considero que de existir El Creador, nada más podremos hacer con Él en nuestro estado actual, más que procurar percibir sus vibraciones para armonizar nuestro ser espiritual. Ahora bien, aunque lográramos sintonizar nuestro estado espiritual con sus vibraciones, si decidiéramos no creer en la existencia de un Ser Supremo, simplemente buscaríamos alguna explicación que nos parezca razonable a nuestra experiencia, que no lo incluya a Él. Quien no quiere creer en Él no lo hará. Creer o no creer en un Hacedor, no está ni bien, ni mal, es una opción legítima que cada uno puede escoger y cambiar cuando lo crea necesario.
