Curso de Ciencia Espiritual 1

Clase #17: Las Partículas Espirituales Dirigentes Son El Alma De Todos Los Organismos Vivos

Prácticamente toda forma de materia posee alma, es decir, una Partícula Espiritual Dirigente (PED). Se le llama dirigente porque siendo la PE más grande de todas las encarnadas en esa estructura asume automáticamente el papel de dirigir sus destinos materiales.

La presencia de estos componentes espirituales unidos a la materia, responden al fenómeno ya descrito y conocido como Encarnación.

La encarnación de la PED en las distintas formas de materia sucede por efecto de la afinidad vibracional que existe entre la materia (que recordemos es de origen espiritual) y las PEDs que aún existen en la dimensión espiritual. Es decir es una consecuencia directa de su empatía espiritual debido a que pertenecen a una misma agrupación espiritual.

Esa afinidad crea las condiciones para que cada vez que se forme una estructura material de complejidad (por ejemplo cada vez que se forma una molécula, una célula o un nuevo organismo) también sea atraída y encarnada una PED para esa estructura.

Existe una relación entre la complejidad de la estructura material formada y el tamaño de la PED que encarna. Así, formas de materia básicas como protones, neutrones, átomos y moléculas, poseen encarnadas PED muy pequeñas y por tanto dotadas de una fracción muy pequeña de inteligencia (y en general de los demás atributos espirituales), que apenas si se expresa.

Pero cuando la materia por efecto de la evolución alcanza el grado de complejidad de la vida biológica básica (las protocélulas, virus, bacterias y células) el tamaño de esta PED es tal que ya su inteligencia es perceptible por su capacidad de influir en los destinos de la estructura material en la cual encarnan. Estas PEDs cumplen un importante papel en los cambios adaptativos necesarios para su supervivencia. Las PEDs no solo son el alma de la materia inerte y viva sino que son la fuente de su inteligencia.

Así, la célula y los organismos unicelulares poseen su propia PED unida directamente a las complejas moléculas de ADN que controlan las funciones celulares. Y cuando la evolución biológica lleva a que varias células se integren funcionalmente para formar los organismos multicelulares, desde gusanos microscópicos a insectos, peces, anfibios, plantas y mamíferos entre otros, en cada uno de ellos también encarna una PED de organismo que constituye su alma o Elemento Espiritual Dirigente (EED).

Finalmente, cuando la evolución crea estructuras tan complejas como el cerebro humano, el componente espiritual deja de ser una PED y pasa a ser un espíritu completo, como es nuestro caso donde la inteligencia y especialmente la capacidad de ser consciente de ser y existir le otorga una enorme ventaja en la compleja tarea de entender y dominar su entorno.

Es decir, que toda forma de materia organizada en estructuras de complejidad posee un componente espiritual dirigente que le aporta el factor inteligente a la materia. En otras palabras la inteligencia asociada a cualquier forma de materia es de origen espiritual.

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