Curso de Ciencia Espiritual 1

Clase #10: La Mente

La mente puede definirse como una estructura de composición netamente espiritual que cumple una función físico-espiritual.

La mente es una estructura compleja constituida por la integración de las Partículas Espirituales Dirigentes (PEDs) de las neuronas del cerebro. Estas PEDs constituyen lo que podríamos llamar “el alma de las células” a las cuales dotan también de un nivel básico de consciencia e inteligencia que les permite controlar sus funciones básicas y asociarse de manera inteligente entre ellas.

Durante el embarazo, a medida que se desarrolla el embrión un grupo de células nerviosas se van integrando a nivel físico para dar forma y existencia al cerebro. Es entonces las PEDs de esas células se integran y relacionan entre sí en el plano espiritual a través de sus vibraciones, para dar origen a la mente. De esta manera y de forma muy precisa la mente a través de sus conexiones con el cerebro, logra desarrollar la compleja función de conectar al espíritu con su cuerpo y con la realidad material en la cual está inmerso.

Por lo tanto, la mente se forma al mismo tiempo que se va formando el cerebro y se hace más compleja en su estructura y funcionalidad en la medida en que el cerebro se desarrolla y crece.

La integración a nivel espiritual de las PEDs que conforman la mente es tan estrecha que la mente puede llegar a ser identificada como una estructura independiente, si bien cada una de las PEDs que la componen está encarnada en una célula distinta a las demás.

La mente se ubica siempre entre el espíritu y el cerebro a manera de interfaz, y se conecta a los dos a través de filamentos fluídicos, que no son más que fluido modificado por el complejo flujo de vibraciones que va y viene entre el espíritu y la mente y viceversa.

El orden en que se conectan estas tres estructuras nunca cambia y es fundamental para la función mediadora de la mente, ese orden es Espíritu-Mente-Cerebro.

La función principal de la mente es la memoria, una propiedad asociada a la fracción de inteligencia de las Partículas Espirituales que la forman. Es gracias a esa capacidad de archivo que la mente asociada al cerebro se erige como una segunda memoria para el espíritu, es la memoria que utilizara durante toda su encarnación. A manera de aclaración, la primera memoria es su propia memoria de espíritu que no puede utilizar durante la vida de encarnado por el bloqueo de ésta resultado del fenómeno ya mencionado y conocido como Olvido del Pasado.

Desde muy temprano en la formación del embrión humano, la mente comienza a formarse por la integración de las PEDs de las primeras células precursoras del cerebro. Y ya desde ese instante la mente empieza a archivar información acerca del mundo material que percibe a través de su contacto con el cerebro en formación del embrión.

Para cuando los sentidos físicos ya están formados, la mente comienza a captar sensaciones del mundo material y a la vez aprende de la forma como el espíritu las interpreta. Esta tarea continuara el resto de la vida del individuo hasta la desencarnación, cuando el espíritu se libera del cuerpo y la mente se disgrega por la muerte efectiva del cerebro.

Siendo el espíritu una entidad de naturaleza espiritual, necesita de la mente para conocer e interpretar las señales recogidas por los sentidos físicos. Al mismo tiempo la mente le sirve al espíritu para hacer que sus decisiones inteligentes, emitidas en forma de vibraciones espirituales, sean interpretadas correctamente y pasadas al cerebro para que este las pueda ejecutar correctamente a través del cuerpo.

La unión de la mente con el cerebro es tan estrecha, que cualquier alteración o daño del cerebro eventualmente afecta las funciones de la mente misma, primero por la posible muerte de células cerebrales que conduciría a la desencarnación de las PEDs que hacen parte de la mente. Y segundo porque podrían también alterarse las delicadas conexiones y caminos neuronales a través de los cuales se conectan las distintas PEDs de la mente en el cerebro y que fueron establecidos por la mente para desarrollar su función de control del cuerpo.

Daños cerebrales severos por su parte, pueden conducir a la muerte de grandes cantidades de sus células y la desencarnación de sus PEDs con lo cual la mente va perdiendo parte de la información almacenada en ellas.

La muerte de células cerebrales también disminuye el número de enlaces espirituales que mantienen unido el espíritu a su cerebro lo que determina la existencia de un punto crítico o umbral de desencarnación, lo que lleva a la liberación definitiva del espíritu, es el punto que lleva a la muerte del cuerpo.

 

Submit a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.